¿Quién en el mundo de las criptomonedas no ha soñado con hacerse rico de la noche a la mañana? En 2018, con 120,000 yuanes (ahorros de medio siglo de mis padres más tres años de mis propios ahorros), me lancé de lleno en los activos más populares de ese momento. Cuando el precio era de 450 dólares, solo pensaba: "¡El viento de la oportunidad ha llegado, la libertad financiera está a la vista!"
Esos días, vivía en un hostal barato en Chiang Mai, sin aire acondicionado, con el día y la noche invertidos en seguir las cotizaciones, y hasta partía en dos las bolas de arroz del 7-Eleven para comer. En esa calurosa tarde de 2019, mi cuenta saltó a 2.3 millones, y temblaba tanto que casi derramo el café con hielo en el vecino—tuve que revisarlo tres veces para creerlo, realmente pensaba que podía volver a casa con gloria y honor.
Pero el mercado bajista llegó más rápido que una tormenta tropical. En unos meses, mi cuenta cayó en picada hasta 220,000 yuanes. Los mensajes de la tarjeta de crédito exigiendo pagos llenaron la pantalla de mi móvil, y afuera la lluvia golpeaba el techo de chapa a golpes, como si cayera sobre mi cabeza. En ese momento entendí: el mercado de criptomonedas nunca ha sido un casino, sino un campo de batalla, y sin respeto ni temor, solo te llevan a la ruina.
Seis años de golpes y lecciones aprendidas, de liquidaciones y ser cortado, acumulé muchas experiencias. Ahora, con una estrategia estable, puedo lograr una tasa anualizada del 18% (objetivo 20%), y por fin he sobrevivido bajo la guadaña. Hoy quiero compartir desde el corazón las 4 reglas de "sobrevivir" que he aprendido en estos años.
**Primera regla: Si no entiendes, no pongas la mano**
Esta fue la lección más cara que he aprendido. En su momento, escuché a "expertos" decir que "el metaverso y los terrenos iban a duplicar su valor", y sin entender cómo se aplican los activos virtuales ni la tecnología subyacente, simplemente seguí la corriente y entré. Como era de esperar, el resultado fue desastroso. La lección más profunda que he sacado en estos años es: en este mercado, no toques nada que no entiendas, por mucho que te cuenten historias.
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¿Quién en el mundo de las criptomonedas no ha soñado con hacerse rico de la noche a la mañana? En 2018, con 120,000 yuanes (ahorros de medio siglo de mis padres más tres años de mis propios ahorros), me lancé de lleno en los activos más populares de ese momento. Cuando el precio era de 450 dólares, solo pensaba: "¡El viento de la oportunidad ha llegado, la libertad financiera está a la vista!"
Esos días, vivía en un hostal barato en Chiang Mai, sin aire acondicionado, con el día y la noche invertidos en seguir las cotizaciones, y hasta partía en dos las bolas de arroz del 7-Eleven para comer. En esa calurosa tarde de 2019, mi cuenta saltó a 2.3 millones, y temblaba tanto que casi derramo el café con hielo en el vecino—tuve que revisarlo tres veces para creerlo, realmente pensaba que podía volver a casa con gloria y honor.
Pero el mercado bajista llegó más rápido que una tormenta tropical. En unos meses, mi cuenta cayó en picada hasta 220,000 yuanes. Los mensajes de la tarjeta de crédito exigiendo pagos llenaron la pantalla de mi móvil, y afuera la lluvia golpeaba el techo de chapa a golpes, como si cayera sobre mi cabeza. En ese momento entendí: el mercado de criptomonedas nunca ha sido un casino, sino un campo de batalla, y sin respeto ni temor, solo te llevan a la ruina.
Seis años de golpes y lecciones aprendidas, de liquidaciones y ser cortado, acumulé muchas experiencias. Ahora, con una estrategia estable, puedo lograr una tasa anualizada del 18% (objetivo 20%), y por fin he sobrevivido bajo la guadaña. Hoy quiero compartir desde el corazón las 4 reglas de "sobrevivir" que he aprendido en estos años.
**Primera regla: Si no entiendes, no pongas la mano**
Esta fue la lección más cara que he aprendido. En su momento, escuché a "expertos" decir que "el metaverso y los terrenos iban a duplicar su valor", y sin entender cómo se aplican los activos virtuales ni la tecnología subyacente, simplemente seguí la corriente y entré. Como era de esperar, el resultado fue desastroso. La lección más profunda que he sacado en estos años es: en este mercado, no toques nada que no entiendas, por mucho que te cuenten historias.