La última subida de tipos del Banco de Japón no se centra en "apretar" sino en "caminar hacia la normalización". Esta afirmación puede parecer común, pero en realidad refleja un cambio clave en la economía japonesa, que ha salido del pozo de la deflación a largo plazo.

Primero, veamos las buenas noticias. La subida de tipos es posible gracias a una mejora sustancial en los fundamentos económicos. La inflación ha alcanzado el objetivo durante 44 meses consecutivos, los salarios han subido hasta un 5.25%, y la confianza empresarial ha alcanzado su nivel más alto en cuatro años. ¿Qué indican estos datos? Que Japón finalmente ha roto el "círculo de tres bajos" (bajo crecimiento, baja inflación, bajas tasas de interés), algo impensable en los últimos 20 años.

Pero también hay problemas evidentes. El gobierno japonés acaba de lanzar un estímulo fiscal de 18.3 billones de yenes, y ahora el banco central empieza a subir tipos, lo que directamente eleva el coste de la deuda del gobierno. La política de ambas instituciones no está alineada, lo que conlleva riesgos considerables. Sin mencionar que la situación global es muy compleja—tarifas de EE. UU., cambios en la cadena de suministro—cualquier impacto externo puede alterar el ritmo de recuperación de la economía japonesa.

Pero, en cualquier caso, esta subida de tipos marca el fin oficial de la era de política monetaria extremadamente acomodaticia en Japón. La estrategia de "paso a paso" del banco central busca, además de avanzar hacia la normalización, minimizar los riesgos y permitir una transición económica estable. Esto tendrá un impacto real en la liquidez global y en la volatilidad de activos como BTC, ETH y otros.