Recientemente he observado un fenómeno interesante: una stablecoin USD1 ha llegado a cotizar a 1.0039 dólares. Hay que saber que las stablecoins están ancladas a 1 dólar, pero en este caso, se ha producido un sobreprecio.

A simple vista parece una locura, pero la lógica detrás es bastante sencilla: un rendimiento anual cercano al 20%. Si haces los cálculos, incluso con ese sobreprecio, mantenerla durante un mes puede ofrecer un rendimiento anualizado del 15%. Con esta cuenta clara, muchas personas se lanzan en masa.

¿No te parece muy familiar esta escena? En casi cada ciclo de mercado se ve: para perseguir ese APY tentador, dejamos de pensar en los posibles riesgos. Oportunidades de "alto rendimiento" que nos van atrapando una tras otra.

Pero lo que realmente vale la pena analizar es: ¿qué refleja esto en realidad? En definitiva, es que la tasa de interés en el entorno general es baja y los activos escasean. Nuestra sed de ingresos estables se ha vuelto tan fuerte que estamos dispuestos a pagar costos adicionales por esa pequeña rentabilidad, incluso a asumir riesgos poco claros.

El problema es cuán frágil es este alto rendimiento basado en subsidios. Una vez que los subsidios se detienen, la lógica del producto cambia, o surge una situación imprevista, esa prima puede evaporarse en un instante, y el capital invertido puede estar en riesgo. ¿No hemos aprendido ya esas lecciones en la historia?

Por eso, hay que pensar en algo más fundamental: ¿existe la posibilidad de obtener verdaderos rendimientos sin pagar sobreprecio, sin depender de subsidios continuos de un equipo centralizado, sino que provengan del valor de un ecosistema transparente, sostenible y en constante crecimiento?

Eso es precisamente hacia donde apuntan algunos protocolos en la cadena que se enfocan en la "verdadera rentabilidad". Han cambiado de enfoque: en lugar de perseguir esas tentaciones de sobreprecio a corto plazo, buscan que los participantes sean los tenedores a largo plazo del valor del sistema. En este modelo, tus ganancias provienen del valor real generado por el sistema, no de burbujas infladas por subsidios.

En comparación, esta lógica es mucho más sólida. Después de todo, la verdadera acumulación de riqueza nunca se ha basado en subsidios efímeros.