La relación entre la Casa Blanca y la Reserva Federal se ha vuelto cada vez más contenciosa, ya que el presidente Donald Trump alterna entre críticas agresivas y una tranquilidad medida respecto al liderazgo del presidente de la Fed, Jerome Powell. La institución bancaria central enfrenta una presión creciente a medida que los mercados reaccionan a las tensiones políticas en aumento en torno a las decisiones de política monetaria.
La Escalada y la Retirada
En los últimos días, Trump ha enviado mensajes contradictorios sobre el futuro de Powell. Las declaraciones iniciales etiquetaron al presidente de la Fed como un “gran perdedor” y advirtieron que el impulso económico podría estancarse a menos que las tasas de interés se recorten de inmediato. Sin embargo, al dirigirse a los reporteros esta semana, Trump adoptó un tono más conciliador, afirmando que no tiene “intención de despedir” a Powell, cuyo mandato se extiende hasta mayo de 2026. El presidente reconoció que “la prensa se lleva las cosas” sugiriendo que la cobertura mediática puede haber amplificado la gravedad de sus comentarios anteriores.
La frustración de Trump proviene de la resistencia de Powell a recortes de tasas agresivos. La Fed mantuvo las tasas de interés estables en su reciente reunión, decepcionando el impulso de la administración por un mayor relajamiento de la política monetaria. “Me gustaría verlo un poco más activo en términos de su idea de bajar las tasas de interés,” dijo Trump a los reporteros, indicando que su preocupación principal se centra en la dirección de la política más que en cambios de personal.
Reacciones del Mercado y Políticas
La volatilidad en el mensaje de Trump ha inquietado a los mercados financieros. Los índices bursátiles cayeron el lunes mientras los inversores lidiaban con la incertidumbre en torno a la autonomía de la Reserva Federal y la posible politización de las decisiones de política monetaria. Esta reacción del mercado subraya las preocupaciones de los inversores sobre la independencia institucional en la banca central.
En Capitol Hill, los legisladores han rechazado la retórica de Trump. El senador John Kennedy (R-LA) enfatizó que ningún presidente—independientemente de su afiliación política—debería tener la autoridad para destituir a un presidente de la Reserva Federal. “La independencia de la interferencia política es crítica”, argumentó Kennedy, subrayando que una economía sólida requiere un banco central aislado que opere libre de la presión ejecutiva.
La posición inquebrantable de la Fed
Powell se ha mantenido resuelto ante la presión política. Ha reafirmado su compromiso de cumplir su mandato completo y desestimó las especulaciones de que los casos legales pendientes comprometerían la independencia operativa de la institución. Otros funcionarios de la Reserva Federal han hecho eco de esta posición firme.
El presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, enfatizó que la independencia política “forma la base para una economía fuerte”, mientras señalaba precaución sobre las direcciones futuras de las tasas. La gobernadora de la Reserva Federal, Adriana Kugler, ha señalado riesgos persistentes de inflación, particularmente por presiones relacionadas con aranceles. Ella declaró su compromiso de mantener las tasas de política actuales mientras los riesgos de inflación permanezcan elevados, enfatizando que “la incertidumbre económica elevada” requiere un monitoreo cuidadoso tanto de las presiones de precios como de las condiciones del mercado laboral.
Mirando hacia adelante
El debate más amplio refleja tensiones fundamentales entre los funcionarios electos que buscan influir en la política monetaria y los banqueros centrales que afirman la independencia institucional. Powell sobre Trump en relación con las decisiones de tasas ilustra cómo la presión política y las realidades económicas continúan dando forma a las deliberaciones de la Fed, incluso cuando los funcionarios mantienen su independencia formal de la influencia de la Casa Blanca.
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Powell se mantiene firme ante la retórica cambiante de Trump sobre la independencia de la Fed
La relación entre la Casa Blanca y la Reserva Federal se ha vuelto cada vez más contenciosa, ya que el presidente Donald Trump alterna entre críticas agresivas y una tranquilidad medida respecto al liderazgo del presidente de la Fed, Jerome Powell. La institución bancaria central enfrenta una presión creciente a medida que los mercados reaccionan a las tensiones políticas en aumento en torno a las decisiones de política monetaria.
La Escalada y la Retirada
En los últimos días, Trump ha enviado mensajes contradictorios sobre el futuro de Powell. Las declaraciones iniciales etiquetaron al presidente de la Fed como un “gran perdedor” y advirtieron que el impulso económico podría estancarse a menos que las tasas de interés se recorten de inmediato. Sin embargo, al dirigirse a los reporteros esta semana, Trump adoptó un tono más conciliador, afirmando que no tiene “intención de despedir” a Powell, cuyo mandato se extiende hasta mayo de 2026. El presidente reconoció que “la prensa se lleva las cosas” sugiriendo que la cobertura mediática puede haber amplificado la gravedad de sus comentarios anteriores.
La frustración de Trump proviene de la resistencia de Powell a recortes de tasas agresivos. La Fed mantuvo las tasas de interés estables en su reciente reunión, decepcionando el impulso de la administración por un mayor relajamiento de la política monetaria. “Me gustaría verlo un poco más activo en términos de su idea de bajar las tasas de interés,” dijo Trump a los reporteros, indicando que su preocupación principal se centra en la dirección de la política más que en cambios de personal.
Reacciones del Mercado y Políticas
La volatilidad en el mensaje de Trump ha inquietado a los mercados financieros. Los índices bursátiles cayeron el lunes mientras los inversores lidiaban con la incertidumbre en torno a la autonomía de la Reserva Federal y la posible politización de las decisiones de política monetaria. Esta reacción del mercado subraya las preocupaciones de los inversores sobre la independencia institucional en la banca central.
En Capitol Hill, los legisladores han rechazado la retórica de Trump. El senador John Kennedy (R-LA) enfatizó que ningún presidente—independientemente de su afiliación política—debería tener la autoridad para destituir a un presidente de la Reserva Federal. “La independencia de la interferencia política es crítica”, argumentó Kennedy, subrayando que una economía sólida requiere un banco central aislado que opere libre de la presión ejecutiva.
La posición inquebrantable de la Fed
Powell se ha mantenido resuelto ante la presión política. Ha reafirmado su compromiso de cumplir su mandato completo y desestimó las especulaciones de que los casos legales pendientes comprometerían la independencia operativa de la institución. Otros funcionarios de la Reserva Federal han hecho eco de esta posición firme.
El presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, enfatizó que la independencia política “forma la base para una economía fuerte”, mientras señalaba precaución sobre las direcciones futuras de las tasas. La gobernadora de la Reserva Federal, Adriana Kugler, ha señalado riesgos persistentes de inflación, particularmente por presiones relacionadas con aranceles. Ella declaró su compromiso de mantener las tasas de política actuales mientras los riesgos de inflación permanezcan elevados, enfatizando que “la incertidumbre económica elevada” requiere un monitoreo cuidadoso tanto de las presiones de precios como de las condiciones del mercado laboral.
Mirando hacia adelante
El debate más amplio refleja tensiones fundamentales entre los funcionarios electos que buscan influir en la política monetaria y los banqueros centrales que afirman la independencia institucional. Powell sobre Trump en relación con las decisiones de tasas ilustra cómo la presión política y las realidades económicas continúan dando forma a las deliberaciones de la Fed, incluso cuando los funcionarios mantienen su independencia formal de la influencia de la Casa Blanca.