La mayor enemistad en el trading manual suele ser uno mismo. El miedo hace que las personas pierdan oportunidades, y la avaricia hace que no puedan soportar las pérdidas. Originalmente, se debería detener la pérdida de manera decisiva, pero al final se duda; se debería asegurar las ganancias, pero en cambio se aumenta la posición con frecuencia—este es el campo de acción de los robots de trading cuantitativo. No se enredan, no se arrepienten, y mucho menos se dejan influenciar por los gráficos de velas. Solo basta que la estrategia esté codificada, y el robot podrá ejecutar sin dudar cada señal de compra o venta, siendo firme al comprar y decidido al vender. Esta disciplina mecánica es precisamente lo que muchos inversores minoristas carecen—ejecución consistente de la estrategia, sin interferencias emocionales, y lógica de trading siempre uniforme.