El Banco Central Europeo ha intensificado su esfuerzo por apretar la soga regulatoria alrededor de las stablecoins originadas fuera de la UE. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha dejado claro que el marco actual de los Mercados en Criptoactivos (MiCA) contiene puntos ciegos peligrosos, especialmente en lo que respecta a los emisores extranjeros que operan en asociación con entidades con sede en la UE.
El riesgo oculto: cómo las stablecoins escapan a las grietas regulatorias
El problema fundamental no es complejo: las stablecoins emitidas conjuntamente por empresas de la UE y de fuera de ella operan en una zona gris regulatoria. Mientras que la parte de la UE debe cumplir con los estrictos requisitos de MiCA—reserves completos y garantías de redención par—, la contraparte extranjera enfrenta una supervisión mínima o nula. Esta asimetría crea lo que los reguladores llaman “arbitraje regulatorio”, donde los emisores extranjeros obtienen los beneficios del acceso al mercado de la UE sin asumir cargas regulatorias equivalentes.
El BCE advierte que este acuerdo plantea riesgos sistémicos. Durante la turbulencia del mercado, las solicitudes de redención podrían concentrarse completamente en las entidades de la UE, mientras que las reservas mantenidas fuera de la jurisdicción europea permanecen fuera de alcance. Si se desata un pánico, la zona euro carece de herramientas adecuadas para gestionar salidas masivas. Lagarde ha instado públicamente a los legisladores de la UE a cerrar estos vacíos exigiendo a todos los emisores de stablecoins—independientemente de su origen—que cumplan con “estándares de equivalencia robustos” o que enfrenten una prohibición total en los mercados europeos.
La presión competitiva: el dólar y el yuan amenazan la huella del euro
La urgencia del BCE no es puramente técnica. Estados Unidos promulgó recientemente una nueva legislación sobre stablecoins que favorece a los emisores estadounidenses, especialmente en activos respaldados por el dólar. La miembro de la junta del BCE, Piero Cipollone, destacó previamente una tendencia preocupante: los saldos de depósitos en euros están disminuyendo, en parte debido a que los usuarios se están desplazando hacia jurisdicciones con marcos regulatorios permisivos.
Mientras tanto, se informa que China está desarrollando una stablecoin respaldada por yuan. Estos movimientos, en conjunto, aprietan el papel del euro en el comercio y la liquidación global. Sin una competitividad a nivel de la UE en regulación de stablecoins, la moneda corre el riesgo de quedar marginada.
El plan de Lagarde: qué esperar a continuación
La solución del BCE se centra en tres pilares: mecanismos armonizados de aplicación transfronteriza, regímenes obligatorios de “equivalencia robusta” para stablecoins extranjeras, y controles estrictos sobre las transferencias de activos entre jurisdicciones. Las stablecoins deben garantizar la redención al valor nominal y mantener un respaldo adecuado, ya sea emitidas en Bruselas o en Beijing. Sin coordinación internacional, advierte Lagarde, las zonas regulatorias débiles se convertirán en imanes para operadores de alto riesgo.
La batalla por la supervisión de las stablecoins refleja una lucha más amplia: qué moneda—y qué régimen regulatorio—dominará las finanzas digitales globales. Los defensores del euro ya no están dispuestos a quedarse al margen.
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La represión de la UE a las stablecoins: por qué Lagarde está frenando los activos digitales no europeos
El Banco Central Europeo ha intensificado su esfuerzo por apretar la soga regulatoria alrededor de las stablecoins originadas fuera de la UE. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha dejado claro que el marco actual de los Mercados en Criptoactivos (MiCA) contiene puntos ciegos peligrosos, especialmente en lo que respecta a los emisores extranjeros que operan en asociación con entidades con sede en la UE.
El riesgo oculto: cómo las stablecoins escapan a las grietas regulatorias
El problema fundamental no es complejo: las stablecoins emitidas conjuntamente por empresas de la UE y de fuera de ella operan en una zona gris regulatoria. Mientras que la parte de la UE debe cumplir con los estrictos requisitos de MiCA—reserves completos y garantías de redención par—, la contraparte extranjera enfrenta una supervisión mínima o nula. Esta asimetría crea lo que los reguladores llaman “arbitraje regulatorio”, donde los emisores extranjeros obtienen los beneficios del acceso al mercado de la UE sin asumir cargas regulatorias equivalentes.
El BCE advierte que este acuerdo plantea riesgos sistémicos. Durante la turbulencia del mercado, las solicitudes de redención podrían concentrarse completamente en las entidades de la UE, mientras que las reservas mantenidas fuera de la jurisdicción europea permanecen fuera de alcance. Si se desata un pánico, la zona euro carece de herramientas adecuadas para gestionar salidas masivas. Lagarde ha instado públicamente a los legisladores de la UE a cerrar estos vacíos exigiendo a todos los emisores de stablecoins—independientemente de su origen—que cumplan con “estándares de equivalencia robustos” o que enfrenten una prohibición total en los mercados europeos.
La presión competitiva: el dólar y el yuan amenazan la huella del euro
La urgencia del BCE no es puramente técnica. Estados Unidos promulgó recientemente una nueva legislación sobre stablecoins que favorece a los emisores estadounidenses, especialmente en activos respaldados por el dólar. La miembro de la junta del BCE, Piero Cipollone, destacó previamente una tendencia preocupante: los saldos de depósitos en euros están disminuyendo, en parte debido a que los usuarios se están desplazando hacia jurisdicciones con marcos regulatorios permisivos.
Mientras tanto, se informa que China está desarrollando una stablecoin respaldada por yuan. Estos movimientos, en conjunto, aprietan el papel del euro en el comercio y la liquidación global. Sin una competitividad a nivel de la UE en regulación de stablecoins, la moneda corre el riesgo de quedar marginada.
El plan de Lagarde: qué esperar a continuación
La solución del BCE se centra en tres pilares: mecanismos armonizados de aplicación transfronteriza, regímenes obligatorios de “equivalencia robusta” para stablecoins extranjeras, y controles estrictos sobre las transferencias de activos entre jurisdicciones. Las stablecoins deben garantizar la redención al valor nominal y mantener un respaldo adecuado, ya sea emitidas en Bruselas o en Beijing. Sin coordinación internacional, advierte Lagarde, las zonas regulatorias débiles se convertirán en imanes para operadores de alto riesgo.
La batalla por la supervisión de las stablecoins refleja una lucha más amplia: qué moneda—y qué régimen regulatorio—dominará las finanzas digitales globales. Los defensores del euro ya no están dispuestos a quedarse al margen.