Hoy escuché que alguien perdió 50 millones de dólares en stablecoins en un ataque de contaminación de direcciones, y por la noche, al contarle esto a amigos fuera del círculo, hicieron una pregunta interesante: ¿en qué puesto se encuentra esto en la historia financiera de la humanidad?

Pensándolo bien, si solo consideramos las pérdidas irrecuperables causadas por errores operativos de usuarios individuales, este hermano realmente podría estar en los primeros lugares. Ya hay informes de que el propietario envió una carta contundente al hacker, no suplicando, sino amenazando con exigir la devolución—nunca había visto algo tan firme. Si se puede recuperar o no, ya es otra historia.

Pero si miramos hacia atrás en la historia, no son pocos los casos similares de tragedias.

**El gran robo de WBTC en mayo del año pasado**

En 2024, una ballena sufrió un ataque de contaminación de direcciones casi idéntico, y sin querer, transfirió 1155 WBTC (valorado en ese momento en unos 71 millones de dólares) al hacker. Sin embargo, este tipo tuvo suerte, y con la ayuda de empresas de seguridad y detectives en la cadena, el hacker finalmente devolvió la mayor parte de los fondos.

**El desliz de un operador japonés**

Esto fue en 2005. Un operador de Mizuho Securities quiso vender 1 acción de J-Com por 610,000 yenes, pero con un temblor en la mano, ingresó "1 yen por 610,000 acciones". La compañía perdió directamente 225 millones de dólares. Aunque en términos nominales fue una pérdida de la institución, en realidad fue un error de operación personal.

**La pérdida permanente de Bitcoin**

La historia de James Howells ya nos tiene aburridos—en 2013, al ordenar su habitación, accidentalmente tiró un disco duro que contenía la clave privada de 8000 bitcoins, y desde entonces ha estado lidiando con el vertedero.

También está Stefan Thomas, ex CTO de Ripple, que guardó la clave privada de 7002 bitcoins en un disco duro cifrado, y luego perdió la nota con la contraseña. Como resultado, esa cantidad quedó permanentemente bloqueada por él mismo.

Al revisar estos casos, se ve que las personas con dinero realmente pueden perderlo de las maneras más absurdas. Un desliz, un olvido, un accidente: millones de dólares desaparecieron en el universo.