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Trump últimamente parece estar en una especie de concurso para elegir a los miembros de la Junta de la Reserva Federal—una ronda tras otra de entrevistas, cada una insinuando el mismo mensaje: "Voy a reducir las tasas de interés de manera significativa". Como si llevara una medalla de oro esperando a que alguien la recoja.

El desempeño de los cuatro candidatos varía:
✅Hassett con pruebas de que la inflación ha tocado techo, haciendo de animador;
✅Waller con una postura dovish muy firme;
✅Wells siendo alabado hasta el cielo, pero sin poder acelerar la bajada de tasas;
✅Rieder todavía preparando su material de campaña.

En realidad, esto no es una elección para gobernador del banco central, sino más bien una búsqueda de "saltadores" en caída de tasas.

El problema es que la Reserva Federal, esta institución centenaria, tiene su propia lógica. Williams sugiere que los datos de inflación podrían estar "embellecidos", Goolsbee insiste en que hay riesgos (dando a entender que aún hay peligro), y Waller mantiene los frenos apretados—el fuego aún no se ha apagado por completo, y nadie se atreve a pisar a fondo el acelerador.

Recordando el desastre de los años 70: fuerzas políticas empujaron a la baja las tasas, lo que terminó desatando la inflación. Ahora, estos candidatos saben muy bien que en el momento en que se sienten en la silla, tanto los microscopios del mercado como las linternas de la historia los iluminarán simultáneamente. Por más que Trump grite por una "reducción significativa de tasas", no podrá superar la verdadera variación mensual del CPI.

¿Y tú qué opinas? ¿Quién crees que terminará cediendo en esta colisión entre pasión política y leyes económicas? Comparte tu juicio en los comentarios.